Se realiza un peregrinaje para homenajear a jóvenes bomberos fallecidos
Una trágica historia trajo a Esteban Perotti hasta el cuartel Central de la Asociación Bomberos Voluntarios de Punta Alta, uno de los 30 lugares elegidos en su peregrinaje hacia el sur. Esa historia pasó hace exactamente 29 años, en Puerto Madryn. Y le estrujó tanto el corazón que decidió hacer algo para aliviar su dolor, el de una comunidad y el de toda la familia bomberil.
Esteban (44 años) también es bombero voluntario, presta servicio en el cuartel de Orense desde hace 27, y en un encuentro en Madryn conoció la historia de los 25 bomberos fallecidos en 1994, cuando ayudaban a combatir un incendio forestal. Lo más trágico es que en su mayoría eran jóvenes cadetes. ¡El más chiquito tenía 11 años!
“En aquella visita en 2004, una semilla se plantó en mí —relata Esteban—. Volví el año pasado y después de tanto tiempo sentí que algo tenía que hacer.”
En la plaza de Madryn hay un memorial con 25 mástiles y un pedestal con la estatua de un bombero con alas de ángel cargando a un nene en brazos. Esteban lo ve y se le eriza la piel. Ahí, le cuenta a su mujer su idea de cómo homenajearlos: llevar desde la basílica de Luján una imagen de la virgen hasta el panteón de los bomberos en el cementerio de Madryn, en un peregrinaje de casi 1.300 kilómetros a bordo de una camioneta, y visitando 30 cuarteles de bomberos en el camino.
“La idea sale del corazón”, dice Esteban, que inició esta misión junto a su mujer Melisa Iorio, el pasado jueves 12 de enero. Se hizo una misa en la basílica y de allí bajaron hasta su Orense natal, Bellocq, Claromecó, Tres Arroyos y Coronel Dorrego, con la consigna “Al servicio de la virgen y en memoria de nuestros hermanos”, tal como dice el cartel ploteado en la parte trasera de la camioneta.
A Punta Alta llegaron el lunes por la mañana y fueron recibidos por el jefe del Cuerpo Activo, Mario Rack. Acá, Esteban contó el motivo de su peregrinaje y también conoció las historias de honor y servicio del cuartel puntaltense, en especial la del jóven bombero Néstor Siracusa, fallecido en cumplimiento del servicio.
“Lo importante es mantenerlos en nuestra memoria. Son parte nuestra, el país es uno y todos los bomberos somos una familia”, asegura Esteban.
“Cada cuartel te deja una sensación de contención tan profunda que no lo puedo poner en palabras. Somos un eslabón más en esta misión. Nosotros ponemos el físico, el corazón y los kilómetros, pero la que se lleva todo es la virgen”, dice emocionado.
Por su parte, su esposa Melisa agradeció a la comunidad puntaltense, integrantes del cuartel, comisión directiva y al grupo de jóvenes misioneros devotos de la Virgen de Luján que estuvieron para recibirlos: “Es un orgullo tenerlos acá. Son vocaciones de servicio que corren por caminos distintos, pero son similares”, dijo.
Después de Punta Alta, en el plan de viaje figuraron los cuarteles de Ingeniero White, General Daniel Cerri, Hilario Ascasubi, Pedro Luro, Pradere, Villalonga, Stroeder, Carmen de Patagones, San Antonio Oeste, Las Grutas, Sierra Grande y Puerto Pirámides antes de su llegada a destino para el acto, en el cementerio de Madryn.
“La virgen abre caminos”
Así se expresó Melisa, quien contó algunas experiencias del viaje: “Nosotros tenemos un plan, pero ella nos enseña que tenemos que parar porque en el camino alguien necesita que acaricie su corazón. Como la señora que se acercó a pedirnos que visitemos a su esposo, que no podía moverse y es creyente fiel de la virgen. O para que ayudemos a un bombero que se había quedado con su auto en la ruta. Su presencia abre caminos y nos asombra”.
La tragedia
Fue en la madrugada del 21 de enero de 1994, cuando el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Madryn recibió un alerta de fuego en campos a 3 kilómetros del acceso sur de la localidad.
Partieron dos unidades, entre ellos el grupo de 25 varones y mujeres aspirantes a bomberos, que ante un sorpresivo cambio de viento quedaron encerrados por el fuego y fallecieron. De los 25, once eran menores de edad; el que estaba a cargo del grupo tenía apenas 23 años. Se la conoce como la tragedia de los bomberitos, pero en cada acto piden que por respeto se los recuerde como gigantes.
Fuente La Nueva - Foto Rolando Ramos